La membrana cerámica se deforma cuando está sometida a presión (líquido o gas).
Esta deformación se mide mediante una capa piezorresistiva (o capacitiva) depositada sobre la membrana.
La variación de resistencia o de capacitancia se convierte en una señal eléctrica proporcional a la presión aplicada.
Membrana cerámica (normalmente de alúmina):
Material muy rígido e inerte químicamente.
Espesor ajustado según el rango de presión (típicamente 0–600 bar).
Capas sensibles:
Piezorresistiva: puente de Wheatstone impreso en la membrana.
Capacitiva: variación de capacitancia entre la membrana y el sustrato.
Carcasa / soporte:
Protege el elemento sensor y asegura el montaje mecánico.
Salida eléctrica (cables, conector).
Gran resistencia mecánica (menor riesgo de rotura que las membranas metálicas).
Estabilidad química: resistente a la corrosión, disolventes y medios agresivos.
Alta precisión y baja deriva.
Poca sensibilidad a choques térmicos y sobrepresiones temporales.
Fácil de limpiar → adecuado para aplicaciones alimentarias, farmacéuticas y de agua.
Menos flexible que una membrana metálica → menor deformación, requiere electrónica más sensible.
Puede ser frágil ante choques mecánicos directos.
Industria del agua (bombas, depósitos, plantas de tratamiento).
Industria alimentaria (medición de nivel por presión hidrostática).
Ámbito farmacéutico y médico.
Procesos químicos.